Durante tres años 139 países mantuvieron conversaciones para crear el impuesto global, con dicho impuesto las grandes empresas multinacionales deberían pagar una contribución justa en todo el mundo, de este modo, se realizará una repartición más equitativa entre los países donde las empresas tienen su sede y aquellos en los que efectúan sus actividades, incluyendo a las empresas que no tienen sede física, como bien lo son las plataformas digitales.
Según las indicaciones OCDE, algunas industrias extractivas como la minería se verán excluidos de esta última medida, aunque si están expuestas al impuesto global mínimo que sería del 15%, lo cual generaría cerca de US$150.000 millones anuales en todo el mundo.
Por ahora 130 países son los que aceptaron el impuesto global, principalmente, los países del G7 y la unión europea, mientras que el G20 discutirá el tema a fondo en octubre, con el fin de que el impuesto empiece a funcionar desde el año 2023.
Uno de los grandes objetivos del impuesto global es disminuir la evasión de impuesto que se lleva a cabo gracias a los paraísos fiscales, de manera que los ingresos internacionales de empresas locales podrán ser gravados por el país de origen.
¿Quiénes deberán pagar directamente el impuesto?
El acuerdo se basa en dos pilares fundamentales, el primero de ellos se enfoca en las multinacionales digitales, pero sin dejar de lado a los negocios físicos, de este modo, las empresas que cuenten con una facturación mundial equivalente a 20.000 millones de euros y que presenten una rentabilidad superior al 10%, deberían pagar el impuesto global que sería del 10%, teniendo en cuenta el sobrante del impuesto pagado en el país donde la empresa tenga su sucursal principal.
El segundo pilar se basa en las empresas que tengan una facturación anual de 750 millones de euros en todo el mundo, a los cuales les aplicaría la tarifa del 15%, aunque esta tarifa aún no es fija.